Si bien, nuestros genes pueden determinar si somos
propensos a padecer o no ciertas enfermedades, hoy en día sabemos que no todo
depende de ellos.
La ciencia ahora reconoce
que nuestros pensamientos y emociones tienen efectos en nuestro organismo a
nivel celular. Este efecto puede ser bueno o malo, de acuerdo al tipo de
pensamientos que tenemos con mayor frecuencia y las emociones que estos
implican. Así, nuestra mente es capaz de generarnos enfermedades o bien, es
capaz de curarnos.
¿Cómo
es que sucede esto?
La mente, de manera adaptativa, e inconsciente, tiene un
mecanismos automático, que intenta acortar el tiempo de respuesta ante las
situaciones que percibe como ciertas, aunque no lo sean, y reacciona en
consecuencia. Sabemos, que cada pensamiento genera a nivel cerebral, la
liberación de neurotransmisores y neuro hormonas, como la adrenalina y
noradrenalina, la dopamina y otras muchas, cuyos efectos en el organismo,
desencadenan a su vez respuestas físicas, que dependiendo del tipo de sustancia
liberada, tendrá un efecto positivo o negativo.